domingo, 27 de abril de 2014

Cómo convivir con niños que tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad

El TDAH afecta a entre el 3 y el 7% de los niños en edad escolar. El 75% de los niños con TDAH están sin diagnosticar o mal diagnosticados. Establecer rutinas y horarios, aumentar la estructura y el orden de la casa, motivarle, animarle y cuidar su autoestima, son algunos consejos El déficit de atención e hiperactividad (TDAH) afecta a entre el 3 y el 7% de los niños en edad escolar. Se trata de un trastorno que dificulta a los niños el hecho de prestar atención en tareas y juegos; les hace olvidadizos y reacios a escuchar a los adultos; además, se muestran inquietos, lo que es un claro síntoma de la aparición del trastorno. Uno de cada tres niños con este trastorno continúan padeciéndolo en la etapa adultaSegún la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), uno de cada tres niños con este trastorno continúan padeciéndolo de adulto. Los investigadores han llegado a la conclusión de que esta enfermedad se produce en la mayoría de los casos por causa genética. La profesora de Psicología y Magisterio de la UDIMA (Universidad a Distancia de Madrid), Alba García Barrera, asegura que el diagnóstico de este trastorno en España es un auténtico caos. Según el Grupo de Especial Interés en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (GEITDAH), alrededor del 97% de los adultos y el 75% de los niños con dicho trastorno están sin diagnosticar o poseen un diagnóstico erróneo. García Barrera resume aquí una relación de consejos dirigidos a padres y educadores sobre las pautas a seguir en el trato diario con niños a los que se les ha diagnosticado TDAH. Definir reglas claras. Establecer premios y consecuencias para determinados comportamientos. Dividir las tareas en pasos o secuencias menores. Recordarle dichos pasos y supervisar su ejecución y procedimiento. Enseñarle a revisar las tareas. Es importante que realice bien sus deberes y obligaciones, para ello es importante que se acostumbre a revisarlas cuantas veces sea necesario. Ayudarle con la noción del tiempo. Facilitarle un reloj o cronómetro para que entienda el tiempo que ha de dedicar a cada cosa. Acordar previamente la distribución para cada tarea. Situar en un lugar visible un calendario y horario con sus actividades. Practicar el modelo de extinción de conductas. No prestar atención ni reforzar aquellas conductas que no queremos que se repitan. Motivarle. Potenciar los buenos resultados animándole y cuidando su autoestima. Fomentar su propia superación personal. Aumentar la estructura y el orden de la casa. Establecer ubicaciones fijas en las que guardar o almacenar los objetos, especialmente los del niño. Por ejemplo, zapatos en el zapatero (no en la entrada), abrigos en el armario (no en sillas, perchero, etc.), juguetes en un arcón o caja... Establecer rutinas y horarios. Realizar diariamente las mismas actividades y en el mismo orden, de modo que sean predecibles y estables en el tiempo. Eliminar ruidos y distracciones. Proporcionarle un lugar de estudio tranquilo y limpio (sin objetos decorativos, peluches, pósters…). Colocar estrictamente lo que necesite (material escolar). Alejarle durante el estudio de zonas de la casa muy transitadas o con distracciones (ventanas, televisor, etc.) Proporcionarle una agenda. Enseñarle a anotar todo lo que tiene que hacer. Ayudarle a planificar su estudio.

sábado, 26 de abril de 2014

Descubren el mecanismo “anti distracciones” del cerebro

Investigadores de la Universidad Simon Fraser (Canadá) han identificado una actividad específica del cerebro que nos ayuda a evitar distraernos y a concentrarnos en tareas concretas. Este descubrimiento podría llevar a nuevos enfoques en la comprensión y tratamiento del trastorno de atención por hiperactividad (TDAH). Determinados factores ambientales y/o genéticos podrían dificultad o suprimir dicha actividad cerebral, favoreciendo así el TDAH y otros trastornos asociados a la falta de atención. Descartar estímulos irrelevantes. El estudio, publicado por Journal of Neuroscience, sería el primero en afirmar que nuestro cerebro emplea un mecanismo de supresión activa para evitar ser distraído por información irrelevante cuando estamos tratando de concentrarnos en una cuestión o tarea particular. El autor principal del estudio ya había descubierto la existencia de un índice de supresión neural específico en 2009; no obstante, era poco lo que se sabía sobre cómo nos ayuda a ignorar distracciones visuales. Se trataría de un descubrimiento de importancia para neurólogos y psicólogos, pues hasta ahora las teorías en vigor sobre los procesos de atención se centraban sobretodo en procesos cerebrales para seleccionar lo más relevante en un campo visual. “Nuestros resultados”, afirman los autores, “muestran claramente que estos mecanismos eran tan sólo una parte de la ecuación, y que la supresión activa de los objetos irrelevantes son otra parte importante”. El estudio se basó en tres experimentos en los que 47 estudiantes (edad media: 21 años) realizaron una serie de test que ponían a prueba su atención visual. Los investigadores estudiaron sus procesos neuronales asociados a atención, distracción y supresión de estímulos irrelevantes recogiendo señales eléctricas del cerebro por medio de un casco dotado de sensores. Dada la proliferación de dispositivos electrónicos de todo tipo que nos pueden distraer, los psicólogos comentan que este descubrimiento podría ayudar a científicos y a profesionales médicos a tratar mejor a sujetos con déficits de atención provocados por distracciones. Por otra parte, las distracciones son una causa principal de muertes y lesiones graves en accidentes de tráfico, y los nuevos productos de electrónica de consumo están diseñados para captar la atención. Asimismo, trastornos asociados a déficits de atención, como sería el caso del TDAH o de la esquizofrenia, podrían deberse más a dificultades para suprimir estímulos irrelevantes que a dificultades para seleccionar los estímulos que sí que son importantes. Los investigadores planean a continuación comprender cómo evitamos las distracciones: cuándo y cómo no podemos ignorar elementos que pueden distraernos, y si hay personas que son mejores que otras en esta tarea. Por el momento los resultados indicarían que la capacidad de atención declina con la edad, y que las mujeres son mejores que los hombres en ciertas pruebas de atención visual.

sábado, 5 de abril de 2014

El trastorno por déficit de atención-hiperactividad en niños y adolescentes No existe una prueba que por sí sola diagnostique el TDAH. Se necesita de una evaluación completa para diagnosticar esta condición y para descartar algún otro trastorno de salud mental que pueda estar ocurriendo. Aunque no se sabe la causa exacta para el TDAH, se ha encontrado que está relacionado a factores hereditarios, problemas en algunas estructuras del cerebro, desbalances químicos, complicaciones en el embarazo y el parto, y a influencias ambientales y culturales. El trastorno por déficit de atención-hiperactividad (TDAH) es una condición de desarrollo y conducta que se caracteriza por dificultad para prestar atención, inquietud excesiva e impulsividad. Es la condición de salud mental más común en los niños y adolescentes. Aproximadamente, de un 5 a un 8 % de los niños y adolescentes padecen de TDAH, aunque puede ocurrir en personas de cualquier edad, ya que la condición, muchas veces, persiste hasta la adultez. Cualquier niño puede distraerse con facilidad, no prestar atención, actuar de manera impulsiva o ser hiperactivo a veces, pero el niño o adolescente que tiene TDAH muestra estos síntomas y este comportamiento de forma más frecuente y severa que otros niños de su misma edad o desarrollo, causando grandes dificultades en la escuela, en el hogar y en sus relaciones con los demás. Aunque no se sabe la causa exacta para el TDAH, se ha encontrado que está relacionado a factores hereditarios, problemas en algunas estructuras del cerebro, desbalances químicos, complicaciones en el embarazo y el parto, y a influencias ambientales y culturales. Un niño o adolescente con TDAH muestra algunos de los siguientes síntomas: * Dificultad para prestar atención * Falta de atención a los detalles, comete muchos errores por descuido * Parece que no escucha cuando se le habla * No sigue instrucciones, dificultad para llevar a cabo varias órdenes a la vez * Pierde los materiales escolares, no termina las tareas * Dificultad para organizarse * Se distrae con facilidad * Es olvidadizo * Inquieto, dificultad para mantenerse sentado, siempre tiene que estar haciendo algo * Corre o trepa de manera excesiva * Dificultad para jugar tranquilo * Habla demasiado, interrumpe a los demás * No puede esperar su turno, impaciente, contesta impulsivamente Aunque no son criterios para el diagnóstico de TDAH, también pueden presentar estas otras características: * Accidentes o lesiones no intencionales (golpes, caídas) * Se frustran con facilidad * Perretas o rabietas * Problemas para dormir * Manifiestan que están "aburridos" * Arriesgados, parecen no medir consecuencias * Su conducta y concentración varían de acuerdo a la situación Si no se trata a tiempo, el TDAH puede tener las siguientes consecuencias: * Bajas notas, pobre aprovechamiento académico * Problemas de conducta * Dejar o ser expulsado de la escuela * Tener menos amigos * Tristeza, baja autoestima * Accidentes de auto * Uso de alcohol y drogas * Actos delictivos, problemas legales Si identificas estos síntomas y características en tu niño o adolescente, es sumamente importante que busques ayuda profesional. No existe una prueba que por sí sola diagnostique el TDAH. Se necesita de una evaluación completa para diagnosticar esta condición y para descartar algún otro trastorno de salud mental que pueda estar ocurriendo (tal y como trastorno de conducta, ansiedad, depresión y problemas de aprendizaje). El psiquiatra de niños y adolescentes es el profesional de salud mental adiestrado y capacitado para diagnosticar y tratar esta condición médica. El tratamiento para el TDAH usualmente es combinado. Aunque los estudios científicos demuestran que los medicamentos suelen ser muy efectivos, existen otras alternativas como lo son la terapia psicológica, las intervenciones familiares, el tratamiento de otras condiciones de salud mental, los acomodos razonables y ayudas en la escuela y los grupos de apoyo. Afortunadamente, un niño o adolescente con TDAH que ha sido diagnosticado y tratado de forma apropiada puede tener una vida productiva y exitosa.