sábado, 22 de febrero de 2014

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA EDUCAR CUANDO HAY TDAH 1.- El niño necesita estructura. Lo que más necesita un niño/a con TDAH es estructura, por ello necesita contar con: orden, unos padres organizados, reglas muy claras, rutinas y aprender a predecir las respuestas de los padres de acuerdo a sus actos. 2.- Consecuencias inmediatas. Los premios o los castigos deben darse en el momento, recuerden que uno de sus problemas es el tiempo, si prometen algo a largo plazo pierde su efecto. (Y si prometen algo ¡deben cumplirlo!) 3.- Ser constante. Recuerden que cualquier cambio requiere de tiempo, por eso es importante que no se den por vencidos, aún cuando estén fuera de casa su conducta debe ser la misma. Apliquen un programa para cambiar una conducta por lo menos durante dos semanas, antes de decidir que no funciona. 4.- Papá y mamá deben ser siempre un equipo. El niño siente seguridad al saber que sus padres están de acuerdo en la forma de educar, ya que si mamá dice una cosa y papá otra se confunde más o aprende a manipular. Esto es importante aún cuando los padres estén separados. 5.- Estímulos concretos y poderosos. Aunque las palabras que estimulan ayudan mucho, los premios para estos niños deben ser concretos y confiables. Por ejemplo: Una gráfica con puntos para un buen comportamiento o usar fichas o puntos que sean canjeables por algo que él elija. 6.- Retroalimentación frecuente. El niño/a necesita saber cómo lo está haciendo, ya que esto le ayuda a mantenerse motivado. No olviden que el niño no puede motivarse solo. 7.- No hablen, ¡actúen! dar explicaciones complicadas y largas al niño, así como hablar mucho, ¡no sirve! 8.- Hay ciertas cosas que al niño le cuestan más trabajo. Tener presente que hay algunas cosas que el niño no puede hacer, no es que no quiera, ¡no puede! Por ejemplo: Quedarse sentado mucho tiempo o hacer rápido la tarea. 9.- La relación padre-hijo/a, madre-hijo/a es sagrada. No hay nada más importante que tener una buena relación con su hijo. La relación no se forma en un momento, es continua y debe tener relaciones mutuas de: amor, caricias, respeto, aceptación y atención. Se sugiere elaborar un calendario como el siguiente, en el cual tanto padres como hijo estén de acuerdo. Si cumple con la tarea obtendrá las estrellitas las cuales son canjeables por premios previamente acordados. Los padres de un niño/a con TDAH están obligados a involucrarse doblemente en la educación de sus hijos, ya que tendrán que supervisar, dirigir, enseñar, planificar, estructurar, recompensar, castigar, guiar, amortiguar, proteger y enseñar a sus hijos con TDAH. Con frecuencia, los padres se centran en lo que los niños hacen mal y pasan por alto lo que hacen bien. Por ejemplo, habitualmente los niños no reciben elogios por jugar tranquilamente en su habitación, sin embargo, cuando discuten o se portan mal enseguida están los padres para regañarles. Cuando prestamos más atención a las conductas negativas que a las positivas, conseguimos que el niño sepa que es objeto de atención solo cuando realiza las conductas inadecuadas y, por ello, las repite siempre que puede. Si nos concentramos en hechos positivos, conseguiremos una mejor conducta como respuesta. Para frenar este comportamiento, suele ser útil ignorar la conducta negativa encaminada a llamar la atención y estimular conductas incompatibles con la misma, por ejemplo, prestando atención a las conductas adecuadas que normalmente pasan desapercibidas. Es importante utilizar mensajes positivos y felicitar al niño inmediatamente después de que haya hecho algo bueno. Algunos consejos serían:  Sustituir el verbo ser por estar: No “eres desordenado” sino que, “la habitación está desordenada”. De esta forma, el niño comprende que su conducta es incorrecta y evitamos atacar su autoestima.  Ofrecer oportunidades de éxito. Ofrecer la oportunidad de asumir responsabilidades en el hogar, mediante actividades que le hagan sentir útil e importante.  Establecer una condición positiva. El niño debe hacer lo que no le gusta como condición para conseguir algo que le gusta. Por ejemplo, “si quieres jugar con el ordenador, tendrás primero que hacer los deberes”. Esta frase debe ser de carácter afirmativo. En vez de: “Si no haces los deberes, no jugarás con el ordenador”.  Utilizar un registro de la buena conducta. Los registros de conducta son una forma efectiva de prestar atención a conductas deseables y/o incompatibles con la conducta problema, siendo altamente motivador para el niño que se siente observado por la conducta adecuada y no por la negativa. Se trata de registrar de manera visual sólo cuando el niño/a se porta adecuadamente.  Utilizar el elogio. Dígale lo que hace bien, para que pueda repetirlo. Cuando reforzamos la conducta deseable existe más probabilidad de que se mantenga o de que se incremente. ¿Cómo elogiar?  Debemos elogiar el comportamiento y no la personalidad. A la hora de interactuar con nuestros hijos sería deseable eliminar las etiquetas negativas del tipo “eres un vago”, “no hay quien te aguante”… que deben ser sustituidas por comentarios centrados en la conducta como “recoge los objetos del suelo” en vez de “eres un desastre”. La personalidad es más resistente al cambio que la conducta. Por ello, si nos centramos en cambiar la conducta tenemos más posibilidades de conseguir nuestros objetivos.  Usar elogios concretos. El objetivo del elogio es aumentar la conducta deseable. Cuánto más concreto sea el elogio, mejor comprenderá el niño lo que debe de hacer y será más probable que lo repita.  Elogiar los adelantos. Hay que empezar elogiando cada paso que se da hacía la conducta deseable. Por ejemplo, si nuestro objetivo es que recoja los juguetes, se empezará elogiándolo por el primer juguete que recoja, aunque el resto estén en el suelo.  Elogiar inmediatamente. Los elogios son más eficaces cuando se producen pronto. Así que no debe pasar demasiado tiempo entre la conducta y el elogio.